Experiencias & conceptos

Arquitectura de la experiencia: 6 ideas para rentabilizar las áreas comunes de un hotel

Históricamente, las áreas comunes de un hotel —el lobby, los pasillos y los salones de conferencias— eran considerados «espacios muertos» o meros centros de costo necesarios para la logística del huésped. El éxito se medía casi exclusivamente por el REVPAR (ingreso por habitación disponible). Sin embargo, el paradigma ha cambiado. Hoy, la rentabilidad se mide por el REVPAM (Revenue Per Available Square Meter).

La arquitectura de la experiencia no busca solo que un hotel sea «bonito»; busca que cada metro cuadrado de zona pública sea productivo. En este análisis, exploramos cómo el diseño estratégico de las áreas comunes puede transformar espacios estáticos en máquinas de generación de ingresos.

El Lobby «Ancla»: Del Check-in al Co-working

El lobby tradicional, con un mostrador masivo y sofás de espera, está desapareciendo. En su lugar, la arquitectura moderna propone el «Lobby Vivo». Al reducir el mostrador de recepción a quioscos digitales o tablets, se liberan metros cuadrados valiosos.

El modelo híbrido: Espacios que durante la mañana funcionan como cafetería de especialidad y estaciones de co-working, y por la tarde se transforman en bares de coctelería.

Maximización: Al atraer al público local (no solo al huésped), el hotel monetiza el espacio las 24 horas del día, convirtiendo el lobby en un destino vecinal.

El fenómeno del «Rooftop» y la verticalización del flujo

Antes, las azoteas albergaban equipos de aire acondicionado y tanques de agua. Hoy, son el activo más rentable de la propiedad. Un rooftop bien diseñado puede generar más ingresos por consumo de bebidas y eventos que el propio restaurante principal.

Estrategia arquitectónica: La clave es el acceso independiente. Un ascensor que lleve directamente a la azotea sin pasar por el área de habitaciones permite que el flujo de clientes externos sea fluido, aumentando el consumo de alimentos y bebidas (F&B) sin comprometer la seguridad o privacidad de los huéspedes.

Micro-Retail y Curaduría de Espacios

La tienda de regalos tradicional está muerta. El nuevo concepto es el Micro-Retail integrado. En lugar de un local cerrado, los hoteles están utilizando paredes de pasillos, nichos en el lobby o vitrinas integradas en las mesas para vender productos de marcas locales, arte o artículos de diseño.

Ingresos por m²: Al eliminar las paredes de una tienda física, el hotel reduce costos operativos y utiliza espacio que de otro modo sería solo de tránsito para generar ventas por impulso.

Áreas Flexibles: El fin de los salones vacíos

Los grandes salones de banquetes suelen estar vacíos el 60% del tiempo. La arquitectura de la experiencia propone la atomización del espacio.

Muros móviles y diseño modular: Diseñar salones que puedan subdividirse en micro-oficinas, estudios de podcast o salas de yoga mediante paneles acústicos móviles permite atacar diferentes nichos de mercado en un mismo día.

Venta fraccionada: Un espacio de 100m² es difícil de vender a diario; cinco espacios de 20m² para reuniones rápidas tienen una rotación mucho mayor y un precio por metro cuadrado superior.

El Diseño Biofílico como motor de permanencia

Existe una correlación directa entre el tiempo de permanencia en un lugar y el gasto promedio. La arquitectura que integra vegetación, luz natural y materiales orgánicos (diseño biofílico) reduce los niveles de cortisol y hace que el cliente se sienta cómodo.

Psicología del consumo: Un cliente que se siente relajado en un patio interior o en una terraza con jardines verticales tiene un 20% más de probabilidades de pedir una segunda bebida o quedarse a cenar en el establecimiento. La arquitectura aquí actúa como un lubricante social y económico.

Zonas de «Instagramabilidad»: Marketing Gratuito

En la era digital, si un espacio no es fotografiable, no existe. Diseñar «momentos» específicos —una escalera escultórica, un mural de autor o una iluminación dramática en el bar— garantiza que los huéspedes generen contenido orgánico en redes sociales.

Valor del m² digital: Ese espacio que quizás no genera una transacción directa en dinero, genera un alcance publicitario que, traducido a costos de marketing, resulta sumamente rentable. Es publicidad gratuita generada por el propio usuario.

Conclusión: el hotel como ecosistema rentable

Maximizar el ingreso por metro cuadrado no significa saturar el hotel de muebles, sino diseñar espacios polivalentes que respondan a las necesidades del viajero actual y del ciudadano local. La Revista Hospeda defiende que la rentabilidad del futuro no reside en vender camas, sino en vender experiencias dentro de un entorno arquitectónico inteligentemente planificado.

Cuando cada rincón de la propiedad tiene un propósito (ya sea funcional, estético o transaccional), el hotel deja de ser un edificio para convertirse en un activo financiero de alto rendimiento.

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *